El gobierno de Bolivia quedó acéfalo desde el pasado domingo tras la renuncia del presidente Evo Morales y
de las demás autoridades que formaban la cadena de sucesión constitucional
La renuncia de Morales es el
punto culminante de tres semanas de protestas tras las elecciones, que fueron
señaladas de irregularidades por la oposición y por organismos internacionales.
¿Cómo llegó Bolivia hasta aquí?
El 20 de octubre, Bolivia
celebró sus elecciones presidenciales. Morales participaba para obtener su
cuarto mandato, a pesar de
perder por poco un referéndum en 2016 para enmendar la
constitución y así permitir la reelección indefinida.
En las horas posteriores al
cierre de las urnas, los resultados preliminares mostraron que Morales estaba
ligeramente por delante de su oponente, el ex presidente Carlos Mesa. El
estrecho margen habría provocado una segunda vuelta en diciembre.
Pero la oposición y los
observadores internacionales comenzaron a sospechar después de que los
funcionarios electorales detuvieron el conteo durante aproximadamente 24 horas
sin una explicación. Cuando se reanudó el conteo, el liderazgo de Morales había
aumentado significativamente.
“Las manipulaciones al sistema
informático (utilizado en las elecciones) son de tal magnitud que el Estado
boliviano debe investigarlas profundamente para llegar al fondo (de este
tema)”, indicó un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La organización recomendó
nuevas elecciones bajo el paraguas de “nuevas autoridades electorales para
ofrecer un proceso confiable”.
Una serie de presuntas
irregularidades, que incluyen fallas en la cadena de custodia de boletas,
alteración y falsificación de material electoral, redirección de datos a
servidores no autorizados y manipulación de datos, impactaron el conteo oficial
de votos, dijo la OEA.
Después de la publicación del
informe, Morales prometió que se celebrarían nuevas elecciones y que el consejo
electoral del país sería reemplazado.
Durante la jornada de este
domingo, enfrentó una avalancha de renuncias de altos funcionarios, en algunos
casos después de que les quemaran sus casas, y la presión decisiva de los
militares y la policía, que acabaron reclamando su dimisión.
"Pedimos al presidente
del Estado que renuncie a su mandato presidencial y permita la pacificación y
el mantenimiento de la estabilidad, por el bien de nuestra Bolivia", dijo
el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el general Williams Kaliman.
Tras la renuncia de Morales,
la policía detuvo a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), María
Eugenia Choque, y a otros responsables de ese órgano por orden de la Fiscalía,
que investiga irregularidades cometidas en las elecciones. Tomado de Expansión @expansionmx. Hay Mas. –
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