Antes de ocho de la mañana de este domingo15 de noviembre, el presidente Trump publicó en Twitter un confuso mensaje en el que decía que Biden «ganó porque las elecciones estaban amañadas». Era una nueva denuncia de fraude, pero en realidad contenía la admisión de la derrota, algo que el presidente no había hecho en los 12 días transcurridos desde las elecciones. Tras publicarlo, el presidente se montó en el coche y se fue, como hizo ya el fin de semana pasada, a jugar a golf en su lujoso club de Sterling, en Virginia.
En poco más de una hora, Trump matizó lo que dijo sobre Biden: «Él sólo ganó para los mentirosos medios de comunicación. No admito nada. Aun tenemos mucho camino por delante. Esta elección estaba amañada». De las muchas demandas presentadas por los abogados de Trump en Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Georgia, Nevada y Arizona, la gran mayoría han sido desestimadas y están pendientes de casación. El presidente espera poder llegar al Supremo, pero son muy escasas las opciones de poder revertir el resultado, y él lo sabe.
Trump, que ha sido uno de los presidentes más locuaces de la historia de EE.UU., ha guardado unos días posteriores a las elecciones de estricto silencio, algo raro en él. El presidente solo ha hablado en público tres veces: la misma noche electoral, el jueves posterior desde la Casa Blanca, y este mismo viernes en un discurso sobre la vacuna contra el coronavirus. En ninguno de esos actos públicos ha aceptado Trump preguntas de la prensa, aunque en el pasado nunca ha tenido reparos en hablar con los periodistas.
Complejo equilibrio. Está manteniendo el presidente un equilibrio ciertamente complejo, ya que no admite el resultado a la vez que denuncia un fraude solo en los estados clave que ha ganado el demócrata Biden. Dos veces solo, ha estado a punto de admitir que ya no seguirá en la Casa Blanca a partir de finales de enero. En la comparecencia del viernes dijo que puede que la vacuna contra el coronavirus la distribuya otra administración. Y luego ayer publicó el ya famoso mensaje en Twitter de «él sólo ganó…».
Mientras, siguen avanzando los recursos de los abogados republicanos para intentar revertir el resultado antes de que los resultados electorales queden totalmente certificados por los 50 estados y la capital federal. Se trata de una estrategia legal cara y laboriosa, ya que deberían llegar suficientes recursos al Supremo como para poder dar un vuelco en el colegio electoral. Tal y como están las cosas hoy, Biden tiene 306 compromisarios frente a los 232 de Trump. Si los jueces revirtieran, por ejemplo, los resultados en Georgia, Nevada y Arizona, algo harto complicado, Trump seguiría perdiendo. Tomado de ABC. Por. David Alandete. Foto: EFE. Ver más en la página politica.-
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