Las espectaculares tardes de domingo del Junior, con la
alegría por la samba de los brasileños en el estadio municipal Romelio
Martínez, obligó a
Barranquilla a construir el estadio metropolitano Roberto Meléndez, principal
escenario deportivo del país que este miércoles cumple 30 años de su
inauguración.
Las
gambetas de Víctor Ephanor y las descolgadas de Leonardo Augusto Caldeira,
sucesores de Heleno de Freitas y Dida en el equipo 'Tiburón', motivaron a una
discusión en la ciudad en la década del 70: si había que ampliar el Romelio de
la calle 72 a 40 mil personas, idea derrotada por el levante del nuevo estadio,
que tuvo como padre y soporte al político Pedro Martín Leyes, bajo la
conformación de la empresa Metrofútbol (integrada por la Nación, el
Departamento y Coldeportes).
"La cuna del fútbol colombiano necesita el
mejor estadio del país", pregonó en su muy escuchado programa radial el
recién fallecido locutor Édgar Perea Arias, que terminó como miembro de la
junta directiva de Metrofútbol. De ahí que se diseñó inicialmente para 70 mil
personas, pero por costo se disminuyó su capacidad a 60 mil y, por errores
estructurales denunciado por televisión por el periodista Mauricio Gómez
--calificado de enemigo de la ciudad en su momento-- quedó en 56 mil. Hay Mas.
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